¿Por qué las parejas infelices permanecen juntas?

A veces, nos encontramos con amigos que nos cuentan que no están felices con su pareja, pero no se deciden a acabar la relación. ¿A qué se debe? ¿No sería más conveniente acabar con el sufrimiento e ir cada uno por su lado? Por desgracia, desde dentro no se ven las cosas igual que con la perspectiva que te dé la distancia, y es un hecho que son muchas las parejas que deciden mantenerse unidas contra viento y marea.

Vaya por delante que no estamos aquí para juzgar ni decir a nadie lo que tiene que hacer. Nuestra experiencia en las relaciones personales nos permite tener un conocimiento profundo de los tipos de parejas que existen y tan solo queremos aportar un punto de vista profesional. De hecho, hay muchas parejas que ni siquiera se dan cuenta de que no están bien, y ahí es donde el asesoramiento personalizado es más necesario que nunca.

Lo primero de todo, hay que dejar claro algo obvio: las relaciones de pareja son para disfrutarlas. En caso de que se conviertan en una unión negativa o incluso tóxica, está claro que lo más recomendable es cortar y que cada cual siga su camino. Al igual que decimos eso, no significa que haya que tirar la toalla a las primeras de cambio, pero todos sabemos cuándo se ha alcanzado el punto de no retorno.

Sin embargo, hay muchas parejas que son conscientes de que las posturas son irreconciliables, que ya no son felices, y a pesar de ello siguen adelante. Para esto debemos tener en cuenta muchos factores que entran en juego. Uno de los más comunes es el de los hijos, ya que en caso de que hay pequeños de por medio, las personas suelen agarrarse a eso para continuar y así no cortar la relación que tienen los peques con sus padres.

Evidentemente, los hijos en común juegan un papel fundamental y deben tenerse en cuenta esta clase de situaciones. Pero ojo, no deben convertirse en la única razón por la que se mantiene unida una pareja. A fin de cuentas, si la relación no es buena, ya estará influyendo directamente en el desarrollo de los niños, e incluso pueden interiorizar patrones de conducta que no son normales ni sanos en una pareja. Y eso aumenta las probabilidades de que actúen de la misma manera en el futuro.

Por ello, los factores externos no deben ser los condicionantes más importantes a la hora de continuar y cortar una relación. Otros familiares que también afectan son los padres, sobre todo porque se suele establecer una relación bastante estrecha con los suegros y a veces hay miedo a que te vean como una persona que fracasa en el amor o que no hizo todo lo posible para seguir juntos.

De hecho, esa visión de las parejas y el «hasta que la muerte nos separe» están un poco anticuadas ya, porque no cabe duda de que las relaciones han cambiado y la tradición judeocristiana no tiene tanto peso hoy en día como cuando se casaban las generaciones anteriores.

Con el fin de facilitar las cosas, existe la posibilidad de hablar con profesionales especializados en relaciones de pareja que, desde la objetividad de ver la situación desde fuera, pueden aportar una visión más amplia y precisa de lo que está sucediendo. De este modo, las personas involucradas ven realmente lo que está pasando y entienden que en realidad no tiene sentido continuar con una relación que no proporciona felicidad.

Aunque a veces nos juntamos con otra persona por comodidad o simplemente por inercia, cabe la posibilidad que con el paso de los meses o los años, esa chispa se apague y ya no tenga razón de ser. Quizás a veces hay que ser valientes y, como decía antes, no temer el qué dirán o las posibles consecuencias. En realidad, cada cual es libre de hacer lo que quiera, pero el objetivo número uno debería ser siempre la facilidad.

Puede que parezca una tontería, pero para garantizar el bienestar y la salud de las personas hay que pararse a pensar si la relación en la que estás te hace feliz o es momento de cerrar un capítulo por tu bien.

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